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    Hay lugares con encanto que son capaces de eclipsar a cualquiera. Esto nos ha ocurrido con algunas casas rústicas que hemos visto y que, tras ser remodeladas respetando su entorno, impresionan y brillan con luz propia.

     

    Desde Poveda queremos hacer un recorrido por las casas rústicas reformadas que más nos han apasionado. A continuación, podrás verlas.

     

    Las casas rústicas más espectaculares tras sus reformas

     

    Casa no Tempo, por Aires Mateus

    La Casa No Tempo, ubicada en Montemor o Novo (Portugal), es una casa familiar desde hace generaciones, y los dueños encargaron al arquitecto Aires Mateus su remodelación.

     

    El proyecto tenía como objetivo reformar la vivienda resaltando su encanto propio. El arquitecto Mateus destacó que “la intervención pretendía recuperar la belleza natural del territorio rural y el paisaje, evitando un enfoque convencional al liberar la tierra”.

     

    Todo esto se logró mediante el planteamiento de la restauración de la vivienda respetando el entorno y destacando las cualidades de la naturaleza que rodea a la casa. A ello, se le incorpora la creación de la piscina que desdibuja los límites con el horizonte.

    Los dueños de la Casa no Tempo querían “conectar el pasado con el futuro, dejando de lado la huella del tiempo en busca de un espacio de paz atemporal”. Sin duda, el arquitecto Aires Mateus lo consiguió al integrar la remodelación interior a la estructura de la casa, respetando su estilo clásico, pero con ciertos toques vanguardistas.

    Los materiales procedentes de la naturaleza fueron los protagonistas en la reforma: arcillas locales cubren los pavimentos, estructuras de mármol blanco en la cocina, mobiliario de madera local y revestimientos del baño diseñados a partir de piezas hechas a mano.

     

    El Refugio, por Verena Best en colaboración con Aru Arquitectura y Estudio Ajuar

    La naturaleza de esta casa residía en lo que un día fue, una vivienda rodeada de campo en Menorca. Los dueños quisieron recuperar sus ruinas sin alterar el entorno natural que la envuelve.

     

    El proyecto fue encargado a Verena Best que, en colaboración con Aru Arquitectura y Estudio Ajuar, recuperó la vida que hubo en esta casa rústica.

     

    Para ello, en primer lugar, se reconstruyó la fachada exterior con arcillas que creaban texturas irregulares y únicas. Ya en el interior, a lo largo de los 75 metros cuadrados en los que se dispone el espacio, se mantuvieron intactos ciertos elementos de la casa como los grandes arcos que separan unas estancias de otras. Las técnicas tradicionales empleadas en la reforma se realizaron a base de cal, tierra y sauló.

     

    La Casa del Alfarero, por Luciano Giubbilei

    En Son Severa, un pueblo de la isla de Mallorca, se encuentra la Casa del Alfarero. Su nuevo dueño, Luciano Giubbilei, ha sido el encargado de realizar las reformas, aunque su foco de atención se lo llevó el jardín. La colocación de nuevas plantas junto a otras más antiguas supuso una especie de transición desde la anterior propietaria y ceramista, María Antonia.

    El juego de luces y sombras creado por la iluminación natural que penetra por los ventanales da lugar a atmósferas de paz únicas e inigualables. Es, sin duda, el gran protagonista de la casa.

     

    La Casa del Alfarero aún está en una fase de remodelación, pero próximamente se convertirá en el espacio de un programa de residencia incipiente, que reunirá a creadores para explorar su práctica en un entorno alternativo. Así, se fomentará el diálogo y un espíritu de experimentación que desafiará y enriquecerá el pensamiento creativo.

     

    La Centinela, por Francisco Ortega Ruiz de FORarquitectura

    Mediante la recuperación de una casa de jornaleros de finales del siglo XIX de Vélez, Málaga, nació la idea de La Centinela. Esta antigua casa abandonada pedía llenarse de vida de nuevo, y el arquitecto Francisco Ortega Ruiz de FORarquitectura fue el artífice de ello.

     

    La inquietud de Francisco Ortega por esta casa se despertó tras la aparición de la piedra Cantilla entre sus muros de carga. Por eso, el arquitecto decidió que su estructura debía modificarse mínimamente para poder conservar la originalidad de la vivienda y mantener el entorno rural lo menos alterado posible.

    La estructura original de la vivienda no contaba con baños adaptados, ni tenía espacios interiores habitables por la falta de ventilación. Por eso, su interior fue totalmente remodelado, aunque se respetó su distribución original. Se hizo una rehabilitación de las estancias mediante materiales perfectamente integrados en un espacio en el que conviven el pasado y el presente.

     

    El resultado final de La Centinela es un espacio cálido y acogedor, con un diseño especialmente cuidado y un ambiente en el que se resaltan los aspectos más rurales.

     

    No cabe duda de que hay espacios con encanto que, con ápices de diseño, destacan por sí solos. ¿Cuál es tu casa rústica favorita? Te leemos en los comentarios.

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